Al hablar de dientes sanos y sonrisas perfectas se nos viene a la mente el color blanco y reluciente de los dientes. Sin embargo, los dientes sanos no necesariamente deben de ser de tonos extremadamente blancos, y se sabe que de forma "natural" los dientes blancos no existen, sino más bien son de tonos sutiles de amarillo y blanco azulado.
¿De donde proviene el color natural de los dientes?
El color natural de los dientes lo determinan por los tejidos que componen al diente es decir el grosor del esmalte y el color de la dentina.
El esmalte a pesar de ser el tejido más duro y mineralizado del cuerpo humano carece de color y es además, un tejido totalmente translucido. El grado de mineralización y por ende el grosor hace que sea más visible o no la coloración de la dentina.
Por lo tanto la dentina le da el color natural al diente, esto depende de su calidad. El tono de la dentina es amarillento, es por ello que los dientes se ven de color amarillo y no precisamente blancos.
Pero también, hay un límite para saber si nuestros dientes tienen un tono “natural”, el exceso de color amarillento en los dientes nos puede decir que quizás se esta consumiendo demasiadas bebidas pigmentantes como el café o se esta poniendo muy en practica el habito de fumar. En este tipo de situaciones es necesario regular la ingesta de este tipo de productos para no afectar a los dientes.
Sin embargo, muchas veces el color natural de los dientes nos parece insatisfactorio y es por ello que el blanqueamiento dental tiene una gran importancia en la práctica odontológica diaria, es tendencia tener una sonrisa blanca y perfecta. Cabe resaltar que este tipo de tratamientos deben ser realizados por un odontólogo, y no dejarse guiar por los falsos tratamientos caseros que se pueden encontrar en las redes sociales, ya que estos solo perjudican a la dentadura, provocándoles desgaste y erosión
